Hay personas que dicen que no se debe vivir del pasado o pensando solo en el pasado, en estos momentos de la vida y en esta etapa de pandemia, he cambiado de opinión.
Han pasado más de 5 meses de confinamiento, yo no me considero como una mujer que salga mucho, no soy muy fiestera, y aunque soy muy sociable, no acostumbro visitar a mucha gente, más bien soy del tipo hogareña, me gusta mucho la tranquilidad de mi casa, disfrutar de mis tiempos en casa es algo que verdaderamente valoro y me agrada, sin embargo, no es lo mismo estar en casa porque te gusta estar en casa que estar en casa porque tienes que estar en casa, porque no puedes salir. Y es que, a pesar de que como ya dije, me encanta estar en casa, estos días, estar en casa se ha vuelto pesado, difícil.
En estos días, he vivido solo del pasado, de los recuerdos, de los momentos pasados, de aquellos viajes, reuniones familiares, reuniones sociales, reuniones eclesiásticas, y eventos que viví y disfrute, pero no valore, de todas esas veces que tuve la oportunidad de salir libremente, de caminar en las calles, cualquier calle sin restricciones, sin miedo a que alguien más camine junto a mi, sin cubrebocas, tosiendo o estornudando. Vivo ahora de todas esas tardes que disfrute salir con la familia, de las risas a morir con mi papy, mis hermanos, primos, tíos, con mis compañeros de trabajo, con mis alumnos. De los paseos, en pareja, familia, de esos tiempos libres que tuve, con la plena libertad que se podía tener. Vivo de todas esas veces que pude y tuve la fortuna de salir a comer a la fonda de la esquina, al restaurante, al puesto en el mercado, o al puesto callejero.
Vivo de los viajes a pie, en bicicleta, auto, autobús, avión, barco, lancha, rodeada de gente, compartiendo sin temor, bellos paisajes y muy gratos momentos.
Vivo de todas esas fotografías que tome en bellos momentos, al lado de mis seres queridos, de mis compañeros de vida, de mis compañeros de trabajo, de fotografías de lugares hermosos que visite, fotos de fiestas, de reuniones familiares, de eventos en mi iglesia, de ese tiempo valioso con Dios que siempre esta conmigo pero que compartía con todos aquellos que comparten mi fe, que nutrían mi fe.
Vivo de los recuerdos de bellos momentos en eventos como la Guelaguetza que tuve la oportunidad de disfrutar con toda su gente, con bellos vestuarios y danzas extraordinarias. Disfruto de los recuerdos de aquellos conciertos a los que asistí, de las conferencias o eventos masivos que fui, de todas esas expos a las que acudí.
Vivo ahora de todos esos bellos recuerdos, de esos momentos tan hermosos y digo que vivo de ellos porque añoro esos momentos, que he pasado en mi larga vida, y que no valore como ahora lo hago, y eso me ha hecho pensar que fui y he sido muy feliz, que la vida, esta vida solo vale la pena vivirla si eres feliz con lo que haces, si disfrutas de cada momento, si guardas en tu corazón esos bellos recuerdos que en momentos como estos nos permiten vivir, nos dan la fuerza para seguir adelante, al final de esta vida, de mi vida, no me voy a llevar bienes pero si muchos recuerdos, y quiero que cada recuerdo que me lleve sea hermoso, bello, inolvidable.
Todo es incierto, se habla de una nueva normalidad que, al no saber como será me produce cierto temor, sin embargo, yo he decidido aprovechar cada minuto de mi vida, no pensar en lo que voy a hacer sino disfrutar con quien estoy, en donde estoy, he decidido ser muy feliz, siempre, todo tiempo.
La pregunta que quedará volando en el ciberespacio es ¿tu cómo piensas vivir tu vida?
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