Hace algunos años, escuche una historia muy triste de una familia, que, había perdido a su hija, ella salió de casa, para hacer una tarea con una amiguita y nunca volvió. Los primeros días de esa ausencia, fueron horribles, según la mamá de la niña, perdieron dinero, amigos, familia, paz, tranquilidad y cada día que pasaba, poco a poco, según la señora, perdieron la esperanza de encontrar a su pequeña. Pero ella nunca le dijo a su familia, que con los días, iba perdiendo la esperanza de que su niña regresará.
Finalmente, después de 4 años, un día, le llego una llamada, una llamada ¿de esperanza? le llamaron del ministerio público y le informaron que habían encontrado un cuerpo, y que las señas coincidían con la descripción de su princesa, ella me cuenta que camino a la morgue lo único que pensaba es que fuera ella, y yo le pregunte ¿por qué? me dijo que prefería saber que ella estaba muerta y no sufría y no pensar, que esta viva y que todos los días estaba siendo abusada, violada, herida.
Lamentablemente, era su pequeña, quien, según el reporte de la médico forense, había sido torturada y violada, vil y lastimosamente, tenía golpes en el cuerpo, estaba demasiado delgada, tenía quemaduras de cigarro en su pecho, cortadas en las manos piernas y en su cuerpo habían encontrado drogas ¿drogas? La señora lloró desconsoladamente porque aunque había dicho que prefería saber que su hija estaba muerta y había dejado de sufrir, saber que no volvería a ver a su niña, le rompía el corazón, le dolía pensar que, no fue capaz de cuidar a su niña, de no haberse despedido de ella, de no decirle lo orgullosa que se sentía de ser su madre.
Y es que... ante una perdida de cualquier ser querido, se experimentan sentimientos diferentes, hay gente que reacciona con dolor, algunos con ira, otros parecen indiferentes ante la pérdida. No por ello, debemos minimizar las reacciones que los demás tienen ante la muerte de un ser querido. Son muchos los factores que intervienen en la perdida de un ser querido y entre ellos podemos encontrar los siguientes:
- Cercanía o parentesco. Si es miembro de nuestra familia, es nuestra pareja, o un amigo o amiga muy cercanos, eso puede hacer que nos duela con más fuerza la perdida de ese ser querido.
- La forma en la que perdemos a ese ser querido, hay algunas muertes que son muy violentas y eso nos hace pensar que él o ella no merecía morir así.
- Que sea una muerte inesperada. Pensemos que, cuando sabemos que alguien esta enfermo, a veces, el tiempo que él o ella permanece enfermo, nos da tiempo para procesar la futura muerte, pero cuando ocurre un accidente o una situación inesperada que lleva a la muerte de nuestro ser querido, eso nos genera más dolor, porque no nos sentimos listos para dejarlo ir.
- A veces también las muertes de personas con las que sentimos que tenemos cuentas pendientes, nos generan mucho dolor, precisamente por eso, por las cosas que sentimos no dijimos o hicimos.
Todo esto conjugado, nos genera dolor, y como ya decía, sentimos y vivimos la perdida de manera distinta, el peor error que algunas veces cometemos es minimizar el dolor de los demás, cada persona sufre y supera sus duelos de manera distinta y a su tiempo, por ello lo más importante es respetar el duelo de los demás y darles tiempo para aprender a vivir con esa perdida.
En estos tiempos de COVID- 19 se añaden más factores que nos pueden generar dolor y es que con esta enfermedad, se han modificado incluso los sepelios, a veces, las personas que han perdido a un ser querido, no pueden estar cerca de ellos antes de la muerte y muchas veces más, no lo han podido velar como se acostumbraba. Hay personas que han tenido a sus muertos pocas horas por el riesgo a contraer la enfermedad. Otros recibieron una caja cerrada, sin tener posibilidad a ver por última vez a su padre, madre, hermano, hermana, hijo, hija, algunos más han enterrado a sus seres queridos en la oscuridad de la noche o madrugada, solo ellos, sintiendo el peso de esa muerte solo en sus hombros. Otros más, han decidido cremar a sus seres queridos pese a que no fue su deseo o última voluntad y aunque lo hacen para salvaguardar la vida del resto de la familia, dentro de ellos se sienten mal por haber hecho algo que ese ser querido no quería.
Esta pandemia nos ha cambiado, en varias esferas de la vida, y lamentablemente, nos tenemos que adaptar, porque si no, nos quedaremos en el pasado y no podremos avanzar.
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