Durante todo el tiempo que estuviste internada, temí por esa llamada, cuantas veces mi corazón se estremeció de angustia por oír sonar el teléfono, cuando entraba una llamada, cuando entraba un mensaje.
Siempre he pensado que Dios nunca se equivoca y aún en los momentos más difíciles tiene el control de nuestras vidas. En la familia teníamos un rol para tus cuidados, a cada una de nosotros nos tocaba cuidarte ciertos días y a ellos en las noches, estuviste mucho tiempo allí, al igual que tu, nosotros nos cansamos, de estar encerrados, de verte sufrir, de oír malas noticias, de mal comer igual que tu, de que las horas fueran eternas, lo único bueno es que estábamos contigo, que te podíamos ver, y oír. La última vez que te vi, no me tocaba cuidarte, mis hermanos estaban agotados, no había nadie que se quedará contigo, me llamaron a mi, en un primer momento dije que no, que no iría, pensar que me trasladaría de tan lejos y que era noche, me enojó, pero, inmediatamente pensé que me necesitabas, pensé en que estarías sola, en que te sentirías sola y triste, me fui contigo, me fui hacía ti.
Llovía, tanto afuera como en mis ojos, no se porque, pero sentirte tan indefensa, me hizo sentir mucha tristeza, sobre todo porque siempre fuiste una mujer muy fuerte, pesé a que quisieras mostrar los contrario.
Tarde en llegar 3 horas, cuando llegue era de noche, cuando por fin salí del metro, el agua mojo mi rostro y mis pies. Por fin llegue, y tu veías hacía la puerta, anhelante de que llegará, te abracé, te besé y tu comenzaste hablar con alivio, sin embargo fue una noche muy difícil, toda, toda la noche te quejaste, de dolor, le pedí al médico que te diera algo, te inyecto, te dio pastillas, pero tu seguías quejándote, ya no podían hacer nada más, el médico dijo que si te daban algo más ti cuerpo no lo soportaría. ¡Que horrible sentí, como otros días quise cambiar mi lugar por el tuyo, no querías dormir, ahora pienso que tenías miedo de irte este día, esa noche porque cuando te estabas por quedar dormida, despertabas alterada y me decías, "¿Si me duermo tu me cuidas?" siempre conteste que si, pero no te dormías, casi para amanecer te dije mamy ya duérmete, pero tu dijiste esas palabras que no podré olvidar jamás me dijiste "Déjame disfrutar el tiempo que paso contigo" yo te dije que regresaría pero no fue así, no pude mamy, el siguiente sábado que te me tocaba ir, estaba muy enferma, no podía caminar y por lo tanto no fui, la siguiente vez que te vería sería en tu cama fría, inerte, inmóvil.
Una noche antes de que te fueras, yo me sentía tan rara, tan inquieta, sonó el teléfono y pensé lo peor, del otro lado mi hermana la más grande me dijo: ella respira raro, no respira normal... me dijo oremos para que pase una buena noche, yo, por más que intente no pude dormir, cada momento que intentaba dormir el sentimiento de angustia se apoderaba de mi, le rogué a Dios que te sanará, que te quitará todo el sufrimiento que tenías. Así lo hizo...
Cuando llego el día, me sentí aliviada pero las noticias no eran mejores, todo seguía igual, tu no podías respirar, te costaba mucho trabajo, llego la pregunta que no queríamos oír ¿La entubamos? tu voluntad siempre fue que no, tu no estabas dispuesta a sufrir más, y más o menos a la 1 de la tarde te fuiste, dejaste de respirar.
Cuando me dijo mi hermana: Martha mamá se murió... mi mundo se vino abajo, fui a avisar a mis jefes, me toco avisarle a mis hermanos, no sabía que decir, no hay palabras que puedas encontrar para decir que tu madre a muerto. Salí de mi trabajo y no puedo recordar como llegue a tu lado, en verdad, recuerdo el camino en el camión, pero, del metro o las calles no recuerdo nada, nada, solo puedo recordar que todo el camino fui llorando, creo que camine automáticamente, ya que conocía perfectamente el camino, lo había recorrido muchas veces, cuando llegue, lo único que busque era el rostro de mi familia, los encontré a mi papá a mi hermana la pequeña, recuerdo que lloré otra vez, con mucho dolor, mi hermana dijo: "Se fue mamá" yo solo quería llorar, solo eso, papá me abrazó y no sabes que bien sentí de recordar que él seguía allí, que seguía conmigo, recargo mi cara en su hombro y comenzó a acariciar mi cabello, con tal amor, no dijo nada, sus acciones fueron más que suficientes, con una sola acción, logró calmar mi dolor, deje de llorar. Nos permitieron verte, eras tu, pero tu esencia se había ido.
Esperamos afuera del hospital a que te entregaran, los cinco hermanos, tus cinco hijos, tus niños, papá y mi esposo, buscamos la puerta por donde saldrías y allí, te esperamos, cantamos un canto los cinco, mientras llovía, después de muchas horas ya siendo de noche, te vimos salir en esa caja que desde ese día te ha guardado.
Lo que paso después no fue más fácil, eran las últimas horas que tu cuerpo nos acompañaría, el cansancio era agotador, para todos, aunque hubo mucha gente que nos acompaño, en algún momento de la noche ya solo eramos la familia, solo los más cercanos, yo estaba muy cansada pero pensé que sería la última noche que pasaría contigo y me puse a tu lado, las horas se acercaban para dejarte descansar eternamente, cuando te veía en ese ataúd, no lo podía creer, te veías tan sana, tan tranquila, tan serena, con tanta paz que eso le dio un poco de consuelo a tanto dolor, es un dolor diferente, es como si una parte de ti se fuera para siempre, que no volverá, y aunque creo que me cuidas desde el cielo, a veces me gustaría sentirte a mi lado, oír tu voz, peinar tu cabello, platicar mi día contigo, sabes me haces mucha falta.¡Te extraño tanto!
Le rogué tanto a Dios que te quitará todo el sufrimiento que tenías y así lo hizo... Dios obra de maneras maravillosas. Te agradezco todo lo que hiciste por mi, y por lo que sigues haciendo mamy descansa.
Mil gracias por leer mi historia.
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