Durante todo el tiempo que estuviste internada, temí por esa llamada, cuantas veces mi corazón se estremeció de angustia por oír sonar el teléfono, cuando entraba una llamada, cuando entraba un mensaje. Siempre he pensado que Dios nunca se equivoca y aún en los momentos más difíciles tiene el control de nuestras vidas. En la familia teníamos un rol para tus cuidados, a cada una de nosotros nos tocaba cuidarte ciertos días y a ellos en las noches, estuviste mucho tiempo allí, al igual que tu, nosotros nos cansamos, de estar encerrados, de verte sufrir, de oír malas noticias, de mal comer igual que tu, de que las horas fueran eternas, lo único bueno es que estábamos contigo, que te podíamos ver, y oír. La última vez que te vi, no me tocaba cuidarte, mis hermanos estaban agotados, no había nadie que se quedará contigo, me llamaron a mi, en un primer momento dije que no, que no iría, pensar que me trasladaría de tan lejos y que era noche, me enojó, pero, inmediatamente pensé que me n...